Datos y conceptos erróneos sobre las pruebas de enfermedades de transmisión sexual (ETS)

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Hacerse pruebas de enfermedades de transmisión sexual (ETS) e infecciones de transmisión sexual (ITS) es necesario para garantizar una buena salud sexual. Conocer los hechos es importante para hacerse la prueba con confianza y tranquilidad.

A pesar de todos los beneficios para la salud de hacerse la prueba, existen muchas ideas erróneas y mitos que impiden que las personas se hagan pruebas de ETS. Hemos recopilado los más comunes y tratamos de desmentirlos uno por uno.

“Es embarazoso hacerse una prueba de ETS”

No es vergonzoso hacerse una prueba de ETS ya que se puede hacer de manera discreta. Cuidar de tu salud física no es motivo de vergüenza. Es una decisión responsable y puede marcar la diferencia entre tener una buena salud y padecer enfermedades graves.

“Las pruebas de ETS se informan”

Las pruebas de ETS se informan únicamente con fines de datos y estadísticas. Tu perfil e información personal se mantienen confidenciales. Si bien es cierto que debes estar presente para realizar las pruebas de ETS, se trata de un proceso completamente privado.

Los médicos nunca compartirán tus resultados (ni el motivo de tu visita) con nadie. Cuando todos tus resultados del laboratorio estén disponibles, recibirás notificaciones de forma privada.

“Las pruebas de ETS son dolorosas”

Las pruebas de ETS no son dolorosas. En algunos casos, un simple frotis en el interior de la mejilla es todo lo que el médico necesitará para hacerte pruebas de ETS.

Otras veces, el médico solicitará una prueba de laboratorio que puede implicar la extracción de muestras de sangre, pero este proceso no suele ser doloroso.

Algunas ETS requieren una prueba de orina. Las pruebas suelen ser rápidas, casi indoloras y siempre se realizan de manera profesional.

“Las pruebas de ETS siempre tienen malas noticias”

Las pruebas de ETS no siempre tienen malas noticias. Aunque el 50% de las personas sexualmente activas contraerán una ETS antes de cumplir los 25 años, eso todavía deja al 50% de las personas sexualmente activas que aún no han contraído ninguna.